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lunes, 17 de junio de 2013

La trama de la vida (bea iorio)

Análisis de una obra que pende de un hilo (bea iorio)
Luego de una larga búsqueda, analizando mis obras y des- obras y  pos- obras diría o me atrevería a vociferar que todo tiene que ver con la trama, la trama no tan sólo como una mera palabra tirada de los pelos, sino la trama profunda, el hilado sutil de la vida misma, ese hilo casi invisible que nos sostiene de todo, ese hilado invisible que afloja y tironea todo el tiempo.
El que enrosca nuestras emociones y desecha todo el tiempo el sobrante, porque no todo cabe en el alma , el alma se desborda y uno elije y entierra ovillos viejos, y si cavamos muy profundo el ovillo resulto ser que estaba desfondado, me costó casi dos décadas descifrar , ¿qué es esto? Pero creo que finalmente y a pesar de que me falta demasiado todavía para llegar al fin del carretel de la obra, de a poco y con mucho trabajo estoy llegando.
Aunque esto no signifique que esté conforme. Todo el tiempo busco y busco y hasta este momento nada es concreto, diría que casi toda la obra de estos últimos veinte años es casi efímera irrelevante diría. Y hasta molesta a mis ojos de vez en cuando, pero haciendo un recorrido optimista creo que voy bien, pero de cosas muy concretas.
Estoy convencida que “Un mundo sin cordel sería un caos”

Y esto me lleva a varias conclusiones, que el orden es algo por descifrar, y nos falta ordenar mucho todavía en este mundo.

No pretendo ordenar, no no simplemente quiero saber en qué punta del cordel estoy, si estoy en equilibrio, si estoy en una cuerda floja, y muy cerca del abismo, si hay más de un carretel para cada uno de nosotros, o simplemente es uno para todos y todos pendemos de él sin darnos cuenta.
Esta última obra o sea la obra de los últimos novecientos días de mi vida está muy ligada y diría remachada con las tramas y el comienzo de ella, el comienzo del mismísimo punto en la tela por pintar es el comienzo de una inmensa obra por realizar.
Me atrevería a pronunciar que todos estamos bajo el mismo ovillo, que si bien es inmenso y muy retorcido, eso no quita que de vez en cuando tenga lucidez.
Todo pende de un hilo y nada llega a ser más importante que ese hilo. Al que seguramente no le damos importancia, los afectos dependen de un hilo, las palabras acompañan los afectos, los desamores cortan hilos, y aunque uno trate de hacer nudos, aunque logre hacerlos en definitiva es un nudo y eso es irremediable, ya el nudo no es lo mismo que un hilo sin nudos, aunque uno no le de importancia el nudo jode y te rompe las pelotas, un nudo en un carretel es como un espejo roto, te vas a ver pero fragmentada, te vas a sostener con ese nudo en medio de tu vida pero tenés más probabilidades que se desate el nudo y la nada te espera. Y ahí llego nuevamente a la cuerda floja, a la famosa mortal de los acróbatas. Porque a esta altura del carretel digamos que creo estar en equilibrio, pero el equilibrio pende de una milésima de fracción en esa cuerda, y entonces la duda te carcome si ¿ avanzas o no? Si retrocedes es mediocre, y si te quedas en ese punto en algún momento la cuerda estará más próxima a tu piso, y hay que ver y pensar si querés estar más cerca de tu piso o más cerca de tu techo. Y si en verdad estas en el medio de todo y con todo un caos por organizar entonces debes empezar a organizar tu despegue. Si balanceo el cuerpo y trato de evadir el último trazo de cuerda, quedo inconclusa y quedar en medio de todo no está bueno. En el medio de todo sos un blanco perfecto y uno tendría que ser un buen equilibrista para evitar los golpes en la caída. Y sé muy bien que a esta altura de mi vida un mal golpe, una caída sin control seria un caos en mi osamenta. Entonces creo que uno se deja llevar por la cuerda, uno se deja guiar por esa cuerda que se llama experiencia de vida, nos da una perspectiva de ubicación en el universo mismo que uno llega por propio mérito a ese sitio, por intuición a ese lugar donde uno quiere permanecer. A mí me gusta permanecer y pertenecer
bea iorio



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